Diferencia entre fuet y salchichón: cuál elegir

fuet
04 abr 2025Curiosidades

Hay quien no sabe distinguir entre lomo y salchichón, como nos recordó hace unos meses una celebrity… Y eso no tiene perdón (es broma). Lo que sí lo tiene es dudar entre el fuet y el salchichón porque sus similitudes son mayores que sus diferencias. Aun así, conviene recordar que no son lo mismo y, a continuación, vamos a embarcarnos en un sabroso viaje que nos permitirá conocer los secretos de ambos embutidos.

¿Qué diferencia hay entre el salchichón y el fuet?

Muchas personas creen que el salchichón y el fuet son el mismo embutido, pero están en un error. La primera diferencia salta a la vista: el grosor. Y es que el salchichón, en líneas generales, es más grueso que el fuet. Las siguientes tienen que ver con su elaboración y afectan al sabor porque, aunque sea una cuestión de matices solo al alcance de los paladares más expertos, no saben igual. En las próximas líneas, vamos a intentar dejar atrás esa confusión entre dos de los embutidos más consumidos del país, ya sea en forma de tapa, de bocadillo o, simplemente, a bocados. ¿Has probado nuestro salchichón o nuestra variedad de fuets para llevar?

Características físicas: tamaño y forma

El fuet suele ser más estrecho y alargado que el salchichón. La verdad es que no es de sorprender que confundamos una cosa con la otra puesto que, cuando su grosor es inferior a 40 milímetros, se le puede llamar de muchas formas: fuet, longaniza, longaniza de Aragón, longaniza imperial, imperial de Lorca, salchichón, salchichonada… Como decíamos, el grosor del fuet es inferior al del salchichón, lo que facilita, por ejemplo, su consumo a bocados. Y es que, ¿quién no abre la nevera de vez en cuando en busca de un fuet con el que calmar la gusa a dentelladas? Además, el fuet tiene una forma más irregular que el salchichón y presenta una capa blanca de moho (penicillium nalgiovense) que se forma durante el proceso de curación y que es beneficiosa porque preserva el producto. Si quieres saber más sobre la capa blanca del fuet, pincha aquíEl salchichón, por su parte, posee un grosor superior, mientras que su longitud es inferior. También tiene una forma más uniforme y, aunque algunos salchichones también tienen la capa blanca, la tripa que lo recubre no suele presentar la capa de moho que caracteriza al fuet. Estas diferencias influyen en su forma de consumo: el salchichón se corta en rodajas finas, mientras que el fuet se corta en rodajas más gordas.

Proceso de elaboración y curación

Los procesos de elaboración y curación del fuet y el salchichón tienen puntos en común, pero al mismo tiempo suponen un factor crucial a la hora de establecer esas diferencias, en forma de matices, que mencionábamos al inicio. En cuanto a los ingredientes, ambos comparten una base, la carne de cerdo y un poco de tocino que se insertan en una tripa, pero discrepan en las proporciones de magro y de grasa, así como en las especias usadas. El fuet se condimenta principalmente con sal y pimienta en polvo, que puede ser blanca o negra, dando mayor protagonismo a la carne, mientras que en el caso del salchichón podemos encontrarnos granos de pimienta enteros. El salchichón puede incluir otras variedades de pimienta, además de ajo, nuez moscada, clavo, orégano o comino. El salchichón también puede elaborarse con carne de jabalí o de ciervo. En cualquier caso, las variedades de fuet y salchichón son numerosas y cada una tiene su receta. Otro aspecto que influye en esas pequeñas diferencias entre ambos embutidos es el tiempo de curación. El fuet, al tener un grosor menor, necesita un periodo de curación más corto. Para el salchichón, en cambio, este periodo se dilata para asegurar un secado uniforme. La curación de ambos embutidos se realiza en ambientes con unas condiciones de temperatura y humedad controladas, y durante esta etapa se fijan su sabor, aroma y textura característicos. 

 

Diferencias en sabor y textura

Los matices en el uso de los ingredientes, el proceso de elaboración y el tiempo de curación establecen diferencias en el sabor y la textura del fuet y el salchichón. En general el fuet tiene un sabor más suave, a veces “dulzón”, que hace que guste tanto a niños como a mayores, y su textura, aunque depende del tiempo de curación, suele ser ligeramente tierna, lo que facilita su consumo sin necesidad de utilizar el cuchillo. El salchichón normalmente presenta un sabor más intenso, fruto del mayor uso de especias, y su textura suele ser más firme (no dura) que la del fuet. Ahora mismo tienes ganas de realizar una cata para captar esas diferencias, ¿verdad? Tranquilo, es normal, a nosotros también nos pasa.

 

Valor nutricional

Según datos del Ministerio de Agricultura y Alimentación, estos productos contienen “un alto contenido de proteínas de elevado valor biológico por su composición en aminoácidos esenciales” y constituyen “una buena fuente de minerales (hierro hemo, magnesio, zinc, fósforo, selenio y sodio) y de vitaminas del grupo B, especialmente de niacina”. Pero también advierte que “el componente mayoritario de este embutido es la grasa”, por lo que recomienda su consumo “en cantidades moderadas dentro de dietas variadas y equilibradas” pese a resaltar “su riqueza gastronómica”. Como en cualquier embutido, el valor nutricional del fuet y el salchichón varía en función de la calidad de la carne, de la proporción de magro y carne y del resto de ingredientes usados.

 

Variedades regionales: fuet catalán y salchichón ibérico

El fuet, aunque también se elabore en otras regiones de España, es un embutido típico de Cataluña. De hecho, su nombre procede del catalán y su traducción sería “látigo” por su finura y largura características. En concreto, la cuna del fuet es el municipio barcelonés de Vic. Si alguna vez pasáis por allí, no dejéis pasar la oportunidad de probar su gran variedad de fuets. El salchichón, por su parte, es un embutido con una tradición más enraizada en todo el país. En cada región, además, le dan su toque particular enriqueciendo la diversidad de este embutido. Pero si un salchichón destaca por encima de los demás, ese es el ibérico. Elaborado con cerdos de raza ibérica, es uno de los embutidos más apreciados de nuestra gastronomía y se caracteriza por su exquisito sabor y su textura jugosa. Si a estas alturas no estás preparándote un bocata de fuet o salchichón, me preocuparía… ¡A disfrutar!