¿Lo mejor de Francia y lo mejor de Italia en una misma receta? Claro que sí. Te presentamos una manera deliciosa de introducir en casa sabores del mundo que siempre gustan. La quiche, tarta salada de origen francés elaborada con huevo y crema de leche, y la mortadela siciliana, fiambre versátil donde los haya. Esta noche se cena fuera (pero en casa).
380 g de Mortadela Clásica al corte Campofrío.
1 base de masa quebrada fresca.
150 ml de leche.
30 g de harina.
30 g de margarina.
1 huevo.
1 g de sal.
6 espárragos trigueros.
80 g de rulo de queso de cabra.
Estirar la masa quebrada sobre un molde de tartas bajo, pinchar la masa con un tenedor y congelar.
Poner el horno a calentar a 200º C.
Poner a calentar la leche. Mientras, en un cazo, tostar la harina con la margarina y agregar la leche a hilo sin parar de remover hasta obtener una crema sin grumos.
Poner a punto de sal y reservar.
Escaldar en agua hirviendo con sal los espárragos durante cuatro minutos y retirar sobre agua helada para cortar su cocción.
Picar los espárragos y reservar.
Hornear la masa unos 10 o 12 minutos a 180º C y retirar.
Batir la bechamel templada con el huevo y agregar tanto la Mortadela Clásica al corte Campofrío picada en cubos, como los trigueros.
Rellenar la base de la masa con esta mezcla.
Colocar el queso de cabra finamente laminado sobre la quiche.
Acabado del plato. Volver a introducir en el horno, a 180º C, durante 20 minutos. Retirar, templar y servir fría, templada o caliente.
Valores medios por cada ración